“¿Qué nuevo triunfo cantan hoy los cielos? ¿Qué nuevo aplauso los santos tributan? ¡La luz del Clero, el Padre de los Pobres brilla en la Gloria!”
La familia vicenciana está de enhorabuena y grita al mundo entero su alegría. Hoy, 27 de septiembre, nos unimos para conmemorar la festividad de la misión y de la caridad.
Celebramos la festividad de nuestro patrono y nuestro guía, San Vicente de Paul. Un hombre dedicado en cuerpo y alma a los más necesitados de la sociedad, los pobres. Un hombre que demostró un amor sin medida, sincero y desinteresado. Un hombre que luchó por la Paz y la concordia de los pueblos. Un hombre que legó su testimonio de vida para ser la luz del camino.
Todos los que formamos parte de la familia vicenciana debemos sentirnos orgullosos porque en el cielo tenemos un intercesor como San Vicente de Paul, un santo proclamado por sus fieles como un “Padre y Amigo”
En un día como hoy, queremos dar gracias a San Vicente de Paul por ensanchar nuestros corazones y prepararnos para acoger a los demás. Tenemos que agradecer el don que recibimos para formar a mujeres y hombres en educación y libertad. Hay que dar gracias por un testimonio de Fe tan grande que sirve como bandera en la Paz, el Amor, la Amistad, el Respeto y la Caridad.
Hoy la familia Vicenciana le pedimos a nuestro fundador que, como en el cántico de acción de gracias, tome nuestra vida y la haga de nuevo para poder ser un vaso nuevo y le pedimos que nos de valor para poder mirar como él y construir un mundo donde no exista ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor, ni injusticias; sino alegría, esperanza, tranquilidad y justicia.
¡Gracias por tanto San Vicente!