Hoy, 2 de marzo, la Iglesia universal comienza de forma conjunta el tiempo litúrgico de la Cuaresma, un tiempo que Jesús aprovecha para invitarnos a la conversión y a estar cerca de Él. Siguiendo esa invitación y en el contexto de que la situación sanitaria ha mejorado en nuestra Comunidad Autónoma el Colegio ha retomado una práctica muy especial para nosotros y que fundamenta nuestra propia existencia. El alumnado de 5º y 6º de Primaria y de 1º, 2º, 3º y 4º de la ESO se ha desplazado a la Parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, a escasos metros de nuestro Colegio, para iniciar esta andadura de cuarenta días en la que todos y todas nos vamos a preparar para la gran fiesta de la Pascua. Es un tiempo en el que se nos pide que reflexionemos de nuestras acciones, aprendamos de nuestros errores y cambiemos nuestra vida para poder ser mejores y, de esa forma, estar más cerca de Jesús.
El silencio, la escucha, el respeto y el compromiso han sido los motores de esta celebración conjunta que hemos vivido de forma activa en la Parroquia con la participación de algunos de nuestros alumnos y alumnas en la lectura de la Palabra de Dios y también de María de los Ríos (profesora) y Sor Reme (representante de nuestra comunidad de Hermanas de Hijas de la Caridad) en el momento de la imposición de la ceniza.
Un momento que nos ha devuelto la alegría de volver a visitar como Colegio la casa de Jesús y de esa forma compartir nuestro tiempo con Él, algo que echábamos de menos.
La celebración de la Cuaresma de hoy nos trae tres pilares: oración, ayuno y abstinencia. Tres aspectos que van de la mano y tienen que marcar nuestros días para conseguir un cambio en nuestras vidas. La oración, la escucha de la Palabra de Dios, el contarle a Jesús nuestras cosas, el pedir a Dios por nuestros hermanos y por nosotros mismos. El ayuno, no podemos reducirlo a dejar de comer y entenderlo de esa forma; el ayuno es dejar de hacer algo por dárselo a los demás. En un mundo inundado por la tecnología una buena forma de ayunar sería dejar de jugar a videojuegos y hablar con nuestros padres y amigos. Ayunar es sencillo y nos acerca más al prójimo y a Dios. Y la abstinencia, no es únicamente dejar de comer carne un viernes, es también llevar a cabo un acto de caridad, pensar en el que lo necesita. Una forma de practicar esa abstinencia puede ser ese café que nos tomamos cada día en una cafetería no tomarlo y guardar su valor para dárselo al necesitado. Desprendernos de nosotros mismos para tomar conciencia de la necesidad de nuestros hermanos. Es decir, practicar la Caridad.
Sencillos pasos que nos acercan y nos hace parecernos a Jesús. Por tanto, es un buen momento para luchar por el perdón y la reconciliación fraterna. Es un tiempo ideal para sacar de nuestro interior el odio, el rencor, la envidia, los celos o la enemistad y llenar nuestros corazones del amor de Dios, de su luz y de su calor. La Cuaresma nos enseña, como dice el Evangelio de Mateo, a cargar con nuestra cruz y seguir a Jesús: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mateo 16: 24) Gracias a la Cruz alcanzaremos la gloria de la resurrección.
¡Feliz Cuaresma!