Oh, María sin pecado concebida…
Hoy el Colegio de la Purísima Concepción está de celebración, celebramos dos festividades pilares de nuestra razón de ser y motor de nuestra labor educativa y humana: la Medalla Milagrosa y Santa Catalina Labouré.
En la noche del 18 de julio de 1830, Catalina, una sencilla Hija de la Caridad de París recibió un signo que se ha convertido en un regalo de Dios al mundo. Ese signo se convirtió en la esperanza de una sociedad azotada por la enfermedad y la desesperación. La Virgen María volvía a poner los ojos en el mundo con un mensaje que actualizaba el Evangelio y pretendía llegar a aquellos que aún no lo conocían. Un mensaje que llega a nosotros cada vez que evocamos a nuestra Madre.
Uno de los mensajes que Santa Catalina recibió de la Virgen fue que iban a llegar tiempos difíciles e inestables, de sufrimientos y penas para ricos y pobres sin excepción; pero la Madre dejaba también una puerta abierta a la esperanza: “Venid al pie de este altar. Aquí se derramarán gracias sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor, grandes y pequeños.” La Virgen siempre está pendiente de nosotros y nos ayuda.
Aunque la vida traiga con ella momentos de dolor y sufrimiento hemos de confiar en ella porque es signo de vida y esperanz
La Virgen dio a Santa Catalina un regalo, una medalla, que sirvió como instrumento de oración. Las personas fueron testigos de esa vivencia y nos dejaron testimonios maravillosos de cómo teniendo entre las manos ese símbolo se derramaban gracias sobre el mundo. Los problemas se hacían pequeños, los sufrimientos se calmaban, la alegría y la esperanza aumentaban. Por esa razón, a ese signo se le llamó Medalla de la Milagrosa. Fue obra de Dios por medio de su Madre.
Gracias a esa Medalla entendemos las palabras de Santa Catalina: “Ya viene la Virgen. ¡Aquí está!” Todos los que tengan con devoción ese símbolo experimentarán la presencia de María en sus vidas. Recurrir a la Medalla de la Milagrosa es como ir a sacar agua a un pozo que nunca se agota. Un elemento que sacia nuestra sed, hidrata nuestro cuerpo. De la misma manera la Medalla sacia e hidrata nuestra Fe.
Tengamos siempre presente a María porque no dejará de derramar su gracia y llenar todo el mundo de luz y de esperanza.
Felices fiestas de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y de Santa Catalina Labouré.
… Ruega por nosotros que recurrimos a ti.